Ayer llovió todo el día.
Hoy amaneció con una niebla espesa, de esas que el sol va disolviendo lentamente, y al llegar al mediodía no ha dejado rastro alguno.
Hoy es uno de esos días clásicos de enero; clásico de enero en este lado del hemisferio.
Hoy es un día clásico de calor y humedad, de mucho calor, de mucha humedad, de mucho verde, de mucho perfume a jazmín.
Hoy es un día de mucho trabajo.
Baldeo la galería sacando la suciedad que ha dejado la lluvia.
Baldeo la galería y el agua me moja los pies.
El agua va furiosamente sobre los baldosones rojos y al chocar con el zócalo me salpica.
Hace mucho calor y el agua me moja los pies. Me gusta, el agua esta fresca.
Empujo el agua y vuelve hacia mi; y está fresca.
Hace calor, mucho calor, y mis pies sienten la frescura del agua.
Es un pequeño placer que el calor reinante agiganta, abstrayéndome de todo.
Es un hecho mínimo, esos segundos que dura me hacen sentir mejor.
Miro a mí alrededor y estoy solo.
Me tomo unos segundos para pensar, respiro profundo,
Y vuelvo a tirar agua...
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